Tés

Nº2242

Gyokuro. Familia Sakamoto, Kagoshima

Cantidad 10 gr

Agua 60 ml

Temperatura 50º

Tiempo 1,5 mins

De sabor dulce y umami. Cuerpo sedoso con notas vegetales y minerales Cultivares: yabukita y Saemidori. Cultivo orgánico

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Los dos hermanos Sakamoto no provienen de una antigua saga familiar de cultivadores de té pero, enamorados de esta bebida milenaria, se decidieron a adquirir una plantación de un anciano agricultor que la había abandonado a causa de su edad en medio de una floresta salvaje en el pico de una montaña en Kirishima , prefectura de Kagoshima.

Producir Gyokuro orgánico en Japón es de una extrema dificultad. Un clima muy húmedo en primavera y verano y mucho frío en invierno además del sombreado anterior a la recolección dificultan enormemente la tarea debido a una mayor susceptibilidad a insectos y hongos amén de que la planta necesita utilizar mucha más energía por lo cual requiere muchos más nutrientes.

Conscientes de la dificultad y empeñados en conseguir el perfecto Gyokuro orgánico los Sakamoto empezaron experimentado con diversos tipos de abono creados por ellos mismos a base de nitrógeno, magnesio, calcio y sobre todo muchos minerales que, en combinación con la rica capa de cenizas volcánicas procedentes de la actividad volcánica de la zona, produjeran la tierra ideal para que las plantas crecieran muy sanas y consiguieran muchísimo alimento a través de sus raíces.

Una vez encontrada la formula empezaron a arreglar su plantación que se encuentra en una zona alta montañosa rodeada de una densa floresta salvaje y alejada de otras plantaciones de forma que el aire prístino y la lejanía mantenía las plantas teáceas a salvo de contaminaciones externas.

Los cultivares que miman más que cultivan son Yabukita y Saemidori que ya estaban en la plantación del viejo agricultor. Unas semanas antes de la recolección hay que sombrear los árboles para la producción de Gyokuro. En esto también han sido pioneros ya que para ello utilizan una moderna cobija que tiene dos capas, siendo la exterior plateada que refleja la luz solar de forma que por debajo de ella el árbol se encuentra en un ambiente más fresco y no se estresa por el calor.

El resultado son unas hojas que retienen una gran cantidad de clorofila y muchos aminoácidos que dan a la bebida un dulzor extraordinario.

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